EE.UU. refuerza flota militar frente a Irán por amenaza atómica
Según informes de inteligencia, Irán estaría cerca de completar un proceso crítico de enriquecimiento de uranio, lo que le permitiría convertirlo en metal utilizable para la fabricación de una bomba atómica
La noche del martes, el secretario de Defensa de Estados Unidos ordenó el despliegue del grupo de guerra del portaaviones USS Nimitz hacia aguas cercanas a Irán. Esta fuerza se unirá al ya presente portaaviones USS Carl Vinson (CVN-70), aumentando significativamente la presencia militar estadounidense en la región, en un momento marcado por la creciente tensión entre Irán e Israel.
De acuerdo con analistas, esta decisión responde a deliberaciones internas en la Casa Blanca ante una posible intervención militar en la región. Personas cercanas al presidente Donald Trump estarían presionando para que adopte una postura más agresiva, en el contexto de un eventual retorno al poder.
Según informes de inteligencia, Irán estaría cerca de completar un proceso crítico de enriquecimiento de uranio, lo que le permitiría convertirlo en metal utilizable para la fabricación de una bomba atómica. Aunque el país actualmente no dispone de un sistema de misiles capaz de transportar dicha arma, expertos advierten que podría utilizar medios alternativos para trasladarla y detonar un artefacto en una ubicación estratégica, provocando consecuencias catastróficas a escala global.
Uno de los principales focos de preocupación es la instalación subterránea de Fordow, situada al sur de Teherán. Este laboratorio, altamente protegido y a gran profundidad, sería uno de los centros clave del programa nuclear iraní. Para alcanzar y destruir estas instalaciones, el Pentágono evalúa el uso de bombas "Bunker Buster" (GBU), capaces de penetrar entre 60 y 100 metros bajo tierra, incluso a través de concreto reforzado.
Sin embargo, fuentes militares indican que si los laboratorios se encuentran a mayor profundidad, serían necesarias múltiples explosiones en un mismo punto, lo que requiere una precisión extrema. Solo ciertos bombarderos estratégicos como el B-2 Spirit, que posee EE. UU., tendrían la capacidad de ejecutar una operación de tal complejidad. Israel, en cambio, no cuenta con este tipo de aeronaves, lo que limita su capacidad de ataque directo sobre Fordow.
En este contexto, Estados Unidos ha intensificado contactos diplomáticos con países clave en la región, como Qatar, Arabia Saudita y Turquía, buscando posibles vías de mediación con el líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei. Días atrás, el expresidente Trump advirtió públicamente que "sabe dónde se encuentra el ayatolá" y aseguró estar "listo para un combate", según mensajes publicados en sus redes sociales.
Paralelamente, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, estaría presionando activamente a Washington para que actúe en apoyo a Israel ante una posible confrontación directa con Irán.
Además del riesgo de una escalada militar, persisten temores sobre posibles represalias iraníes. Expertos señalan que Teherán posee capacidades para atacar infraestructuras sensibles, como redes eléctricas, sistemas de agua potable y plataformas de comunicaciones, mediante medios convencionales o cibernéticos.
Ante este complejo panorama, la administración estadounidense aún evalúa si tomará acciones militares inmediatas o buscará una vía diplomática para evitar una escalada que podría tener consecuencias impredecibles en todo el Medio Oriente.