Dos ex docentes que transforman la educación en BC

1.- Lo que comenzó como un sueño se está volviendo una realidad. Tijuana tendrá una universidad nacional, pública y pensada para una comunidad que ha sufrido el abandono por años. La UNRC está cada día más cerca de recibir a los miles de tijuanenses que ya iniciaron clases para formar su futuro. La buena mancuerna de la gobernadora Marina del Pilar y el alcalde Ismael Burgueño, sumado a la coordinación federal, está sembrando raíces que no solo se verán para el final de sus gestiones, sino que van a trascender generaciones. Ambos vienen de la docencia, saben el impacto que la educación puede tener en formar ciudadanos y ahora, como líderes políticos, lo están llevando al máximo nivel.

2.- Montserrat Caballero regresó al Ayuntamiento no solo a comparecer, sino a dar cátedra de contradicciones: habló de unidad después de dividir, de persecución después de haber cruzado de bando, y de amor al pueblo... desde San Francisco. Quiere “sentarse en la misma mesa” que rompió, pero con ese guión de víctima no trae ni silla ni invitación. Está intentando que el papel de “víctima” le devuelva el poder político que perdió por sus malas decisiones. Y el problema con estos discursos reciclados es que ya nadie los cree, sobre todo cuando la memoria de la gente sigue intacta.

3.- Había de todo menos ciudadanos en las designaciones de coordinadores de Movimiento Ciudadano. El partido naranja se vuelto más fifi que los panistas aquí en Baja, pues son a los que ves cenando en los restaurantes de Chapultepec y con su propaganda en Agua Caliente y Zona Río, pero nunca verás a un regidor o diputado acercándose a la Zona Este para escuchar lo que tienen que decir los ciudadanos que salen a votar, no una burbuja de empresarios, que son los únicos que mantienen vivo el partido, porque de militancia o propuestas, ni hablamos. Los nuevos coordinadores municipales van a tener difícil mantener un partido que se cae, así como se cae de borracho su dirigente nacional.

4.- Hay una gran diferencia entre preguntar con firmeza y hacer teatro para llamar la atención. Lo que vimos en la mañanera no fue periodismo crítico, fue una puesta en escena de Ernesto Ledesma buscando reflectores. Con tono altanero, interrupciones constantes y preguntas cargadas de sesgo, pretendió exhibir a la presidenta Claudia Sheinbaum, pero terminó evidenciando su propia falta de rigor. En lugar de caer en provocaciones o entrar en una discusión emocional, Sheinbaum respondió con serenidad y apego a la Constitución. Su postura no fue evasiva, fue responsable por el cargo que ocupa, no como otros líderes que toman decisiones con la cabeza caliente. La Presidenta se mantuvo firme, dejando en claro que su prioridad es el país, no el espectáculo.