EE. UU. cancela programa de alimentos escolares en países vulnerables
En total, son 44 los proyectos cancelados en países como Honduras, Nepal, Kirguistán y Sierra Leona.
Más de 90 mil niños en países en vías de desarrollo perderán acceso a alimentos escolares tras la decisión del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) de cancelar 17 proyectos del programa McGovern-Dole, una iniciativa que financiaba comidas para estudiantes en zonas de alta vulnerabilidad. La decisión se comunicó mediante un correo interno enviado al Congreso, al que tuvo acceso la agencia Reuters.
Esta medida se suma a la reciente eliminación de otros 27 proyectos del programa Alimentos para el Progreso, también administrado por el USDA, que tenía como objetivo fortalecer economías rurales mediante el envío de suministros agrícolas estadounidenses.
En total, son 44 los proyectos cancelados en países como Honduras, Nepal, Kirguistán y Sierra Leona. El argumento oficial: estos programas ya no se alinean con la política exterior de la administración Trump, que busca redefinir las prioridades del gasto internacional bajo el lema de “intereses estratégicos nacionales”.
Catholic Relief Services (CRS), una de las organizaciones más afectadas, gestionaba 12 de los proyectos del programa McGovern-Dole. En Honduras, por ejemplo, atendían a más de 97 mil niños en comunidades rurales donde la desnutrición y el retraso en el crecimiento son problemas críticos.
“El impacto será devastador. Estas comidas no solo representan una fuente de nutrición vital, también dan a las familias una razón para mantener a los niños en la escuela”, advirtió Haydee Díaz, representante de CRS en el país centroamericano. “Sin esta ayuda, veremos más desesperación… y más migración hacia el norte”, añadió.
El USDA confirmó que la cancelación se realizó en cumplimiento con una orden ejecutiva firmada el 20 de enero, que ordena revisar los programas de ayuda exterior para que coincidan con las prioridades del gobierno.
Mientras tanto, toneladas de alimentos destinados a estos programas permanecen almacenados sin ser distribuidos, generando críticas por la falta de claridad en la política de asistencia internacional de Estados Unidos, justo en un momento en el que la inseguridad alimentaria global sigue en aumento.